miércoles, 19 de noviembre de 2008

ABC VENEZOLANO - AGUARDIENTE Y ALIÑADO


Producto de una conversación con una gran amiga de la infancia y adolescencia que sostuve esta tarde, la cual trajo a mi memoria pensamientos gratos que pasamos juntos no solo con ella si no con su familia y hermanos, donde entre juego u juego nos tomábamos en la ciudad de Valera un aguardientico.

"¿Y quién de ustedes no se ha echado un traguito de aguardiente?", diría algún abuelo nuestro o amigo sobre esta superconocida bebida espirituosa que apaga la sed en las celebraciones familiares de tantos pueblos venezolanos y, al mismo tiempo, alborota las penas de las víctimas del infame guayabo y de aquellos amores. "Mátame aguardiente que el amor no pudo", dicen, afortunadamente en son de broma, los despechados. "Con tan sólo acercarlo al fuego se prende una llamarada que casi parece obra del mismísimo diablo", En nuestras hermosas tierras Venezolanas, muchos lo ingieren al son del joropo.

Rafael Cartay, en su Diccionario de Cocina Venezolana, cuenta que este licor proviene del jugo de la caña del azúcar fermentado, destilado y aromatizado. La variedad de presentaciones, dependiendo de lo que se le añada, es vasta: canelita, duraznito, menta y pare usted de contar si se toman en cuenta los brebajes que se suelen inventar para restarle su típica amargura. Los más valientes dejan colar las hierbas aromáticas del miche andino para no pasar frío. Aunque si de temperatura se trata, nada mejor que un calentaíto, otra invención de aquella hermosa región andina que contiene, además de aguardiente, papelón, clavos de olor o canela.

Y... Dónde me dejan el ALIÑADO?.

El muy especiado su nombre pertenece a un brebaje casero preparado con aguardiente o ron blanco, "envenenado" con miel de abejas, papelón, ramas, especias y frutas, entre otras yerbas aromáticas que le regalan su característico sabor. También conocido como mistela, champurria o miaos, en tierras andinas, o bajo el simple apodo de bebedizo en algunas regiones del oriente del país, el aliñado -como se le nombra en Sucre-, se sirve, por lo general, para celebrar la llegada de un nuevo miembro a la familia, y debe ser macerado por, al menos, seis meses.

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